Por Marien Fernández, maestra de primera clase de primaria

Es indiscutible que todos hemos sido parte de un momento histórico sin precedentes en nuestras vidas. Vivir un confinamiento con más incertidumbres que certezas nos obliga a volver a lo más simple y a la vez necesario: ser y hacer hogar.

Durante estos últimos meses hemos compartido y vivencias familiares inolvidables, que quedarán en nuestra memoria y en la de muchas niñas y niños de nuestra escuela.

Es por esto que como primera clase queremos compartir una de nuestras experiencias que, como grupo, hemos vivido con alegría y entusiasmo. El acercarnos a la cocina en familia y poder crear un recetario con el sello de Krisol y de cada uno en casa.

Enmarcado en el período de letras, el recetario se impulsó desde el interés natural de las niñas y niños por cocinar con sus padres, comer y probar exquisitas preparaciones, para luego plasmarlo en un bello recetario. Y no solo ellos, parece ser que a muchos el confinamiento nos volcó a la cocina, a buscar sabores que nos conecten y armonicen.

La experiencia fue realmente enriquecedora para las familias, maestra y niñas/os. El despertar de cada uno con el uso de las letras en algo delicioso y que pudieron probar fue  una sorpresa. Entusiasmo y hambre de letras, palabras, trabalenguas, rimas, poesías y canciones, fue la receta perfecta para que todo quedara en su punto. Como cada receta y cocción tiene su propio tiempo, cada niña/o fue jugando y experimentando con el abecedario y palabras para plasmarlas en su recetario con un ritmo orgánico, sin prisas.

Cada recetario cuenta con una portada, en la que cada una/o se dibuja en la cocina, algunos han creado una cazuela en la que se pueden guardar frutas y verduras recortadas y pintadas. Luego una presentación de cada cocinera/o. Cada una de las recetas caseras, cuenta con su título y dibujo, el listado de ingredientes, y la preparación paso a paso. Además de algunas hojas comunes en las que plasmaron; las frutas, verduras, cosas de la cocina, mi plato preferido es…, mi fruta preferida es… todo en su conjunto dieron forma y lucidez al recetario.

El construir un recetario fue sin duda un importante hito en nuestra primera clase, un librito cocinado a fuego lento, condimentado con las más finas especies y colores. La creatividad de nuestros pequeños y de sus familias se materializó en este bello recuerdo, que en un futuro al abrirlo y leerlo los llevará al calor y aroma de un tiempo en que se vivificó el hogar.

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